No hay nada igual. El superclásico argentino es único en el mundo. Ningún otro partido se compara desde lo emocional y lo pasional. El semanario inglés The Observer realizó hace algunos años un informe recomendando los 50 espectáculos más imponentes del mundo que debería presenciar un amante de los deportes antes de morir y puso en el primer lugar a Boca-River, La Bombonera. Justamente en ese escenario se abrirá la histórica serie final que consagrará al campeón de la Libertadores 2018. Serán 180 minutos, con chances de estirarlo a 210 minutos si es necesario definirla a través de alargue. Y si no hay un campeón en todo ese tiempo (esta vez no se tomarán los goles de visitantes como alternativa de desempate), se recurrirá a las ejecuciones desde el punto del penal. Todo el morbo posible para una historia que no tiene antecedentes y que promete ser digna de una película candidata a ganar el Oscar.
A partir de ahora, a la propuesta de los ingleses habrá que agregarle un nuevo motivo para presenciar el superclásico: la final de la Copa Libertadores. Un espectáculo que ninguna oferta deportiva puede superar en este momento en todo el mundo. Tal vez una final de la Liga de Campeones entre Barcelona y Real Madrid podría estar en un nivel parecido. Con la salvedad que eso hubiese sido posible cuando Cristiano Ronaldo y Lionel Messi estaban frente a frente. Pero ahí predomina el duelo individual por la jerarquía de ambos futbolistas. Hoy, el derby español está lejos de ofrecer algo parecido a lo que se vivirá en cada final.
El historial indica que Boca y River se enfrentaron 24 veces en la Libertadores, con 10 triunfo “xeneizes”, 7 del “Millonario” y 7 empates. Hubo partido de fases clasificatorias y tres mano a mano sublimes.
Con Carlos Bianchi sentado en el banco, Boca ganó dos de esas series: cuartos de final de 2000 -luego fue campeón- y semifinal de 2004 -perdió luego con Once Caldas-. Con la llegada de Marcelo Gallardo el panorama cambio. River eliminó a su eterno rival en octavos de final de 2015, la noche del famoso gas pimienta que sufrieron los jugadores visitantes en La Bombonera y obligó a suspender el partido. Luego la Conmebol decidió que el “Millonario” avance a cuartos de final y siguió su periplo hasta levantar el trofeo.
Dos veces se cruzaron en finales. Boca fue campeón del viejo Nacional en 1976 al imponerse 1 a 0. River dio la vuelta olímpica este año al ganar la Supercopa Argentina en Mendoza, tras ganar 2 a 0.
La historia del superclásico es larga y rica. Por ambos clubes pasaron futbolistas de una enorme jerarquía. Sin embargo, ninguno de ellos pudo darse el lujo de jugar una final de la Copa Libertadores. Lo que viene no tiene antecedentes y posiblemente pasen muchos años antes que se repita. Desde 2019, la final será a partido único.
El presidente Mauricio Macri llegó a decir que prefería que no se crucen Boca y River por lo que puede sufrirá el perdedor. Pero si bien al derrotado le costará recuperarse, bienvenido sea. Ahora sólo queda disfrutar. Tal vez el fútbol no pueda brindar otra oportunidad como esta.